Desmontando el mito de que la gasolina ‘low cost’ daña el coche

Desmontando el mito de que la gasolina ‘low cost’ daña el coche

Desmontando el mito de que la gasolina ‘low cost’ daña el coche: si la usa, ahorrará 250 euros al año

Muchos consumidores acuden a estas estaciones porque el precio de la gasolina se sitúa, de media, en 1,498 €/litro y el de diésel, en 1,374 €/litro.

 

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2021 ha sido un año negro en relación a los precios que pagan los consumidores para repostar sus vehículos. Tanto la gasolina como el diésel en España han subido a lo largo de este año en torno a un 25% respecto al año anterior. Es más, durante las últimas ocho semanas los precios de los carburantes no han parado de crecer hasta situarse, de media, en 1,498 euros el litro de gasolina 95 y 1,374 euros el del diésel, según indica el Boletín Petrolero de la Unión Europea (UE). Unos escalofriantes datos que, sumados a los precios al alza de la luz y al encarecimiento de la cesta de la compra, están asfixiando a los consumidores.

 

Muchas familias, en consecuencia, se han apuntado a la moda de hacer malabares para llegar a fin de mes de la manera más holgada posible. Y es que ahorrar se está volviendo la única forma de poder contar con los bienes básicos mes a mes. Por ello, muchos ciudadanos han dejado de acudir a rellenar los depósitos de sus coches en las gasolineras tradicionales como Repsol, Cepsa, BP o Galp, por ejemplo, sino que ahora van a otras gasolineras low cost, ya sean cadena, como Ballenoil, o de supermercados, como Carrefour o Alcampo. El objetivo: poder ahorrar 250 euros anuales en carburante.

 

Pese a ello, existe el mito urbano de que la gasolina y el diésel que comercian estas estaciones low cost son de mala calidad y que, a la postre, pueden perjudicar el correcto funcionamiento del motor de su vehículo. Esta circunstancia, según ha podido comprobar EL ESPAÑOL, es errónea pues la Compañía Logística de Hidrocarburos (CHL) es la que almacena y distribuye la mayoría de los hidrocarburos en España procedentes de unas ocho refinerías que tratan el petróleo importado de una misma forma.

 

Es decir, la materia prima procedente de los almacenes de esta entidad es sometida “a unos rigurosos controles de calidad para que se adecúen a la normativa”, esgrime una fuente de la compañía. “Aquí puede venir cualquier operador ya sea Cepsa, Shell, Repsol o una gasolinera low cost para llevarse el carburante. Algunas compañías sí que le pueden inyectar aditivos para mejorar el combustible y otras, quizá no, pero lo que está claro es que cualquier carburante que pase por CHL es ya de por sí de buena calidad”, continúa esta misma fuente en conversación con este diario.

Una circunstancia que, de hecho, circunscribe José María Illán, un mecánico de 53 años con más de 30 años de experiencia en el sector. Desde la sede de su taller, Pérez Illán Automoción, cuenta que él mismo reposta en la gasolinera low cost Ballenoil. “Lo hago para ahorrar y nunca he tenido problema en el motor de mi coche”, asegura. Casualmente, según los estudios de mercado de esta misma compañía cada consumidor puede ahorrar utilizando carburante de gasolineras low cost “hasta 10 céntimos de media por litro, facilitando un ahorro de unos 250 euros anuales a los conductores”.

¿Por qué existen diferencias de precios?

Hay varias razones que explican que exista una diferencia de casi 55 céntimos por litro de gasolina 95 entre la gasolinera más cara de España y la más barata. Esta diferencia, en el diésel, sería de tan sólo de 49 céntimos por litro, según los cálculos hechos por este diario gracias a los datos del último informe de la distribución de carburantes en estaciones de servicio. Este lo elabora la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y ha sido publicado este mes de octubre.

Bien, una de ellas es que, como revelan fuentes de CHL, varias marcas de gasolineras tradicionales como Repsol, Cepsa o Shell, por ejemplo, “añaden aditivos” a los carburantes con el fin de mejorar el rendimiento o mantener limpios los sistemas de inyección y anticorrosivos, evitando que los componentes de los motores se oxiden o desgasten.

 

No obstante, “esos aditivos tampoco son clave para evitar un mayor o menor o desgaste de los motores, pero no quiere decir que los carburantes low cost sean malos. Hoy en día, los coches cuentan filtros de combustibles y mecánicas muy avanzadas que provocan que los combustibles del mercado no dañen los vehículos”, apuntala el mecánico José María Illán. “Aun así, los aditivos tampoco son algo y ayudan a los motores”, añade.

Las infraestructuras, clave

Este mismo profesional, de hecho, indica a este medio que “las infraestructuras de las gasolineras encarecen o abaratan el precio de los carburantes”. Algo que es cierto porque, las estaciones de servicio low cost suelen contar con pocos empleados asalariados —o ninguno—, lo que provoca mayor margen de beneficio y permite a las gasolineras low cost vender su gasolina y diésel más barato.

 

Además, muchas de estas estaciones de servicio de bajo coste no cuentan con otros elementos como túneles de autolavado, lo que genera que tampoco deban acometer y soportar la inversión del mantenimiento de estas infraestructuras. Unas infraestructuras que, por otra parte, se mantienen impolutas por parte de las gasolineras tradicionales, al apostar cada pocos años por limpiezas a fondo de sus tanques de carburante, por ejemplo.

Las gasolineras low cost también se someten a estas limpiezas. Al menos, las más modernas. Pero es verdad que hay algunas antiguas que tienen mayores dificultades para acometer estos mantenimientos, generándose sedimentos en sus tanques. En todo caso, lo que está claro es que los consumidores cada vez están apostando más por llenar los depósitos de sus coches en las estaciones de servicio low cost. Una apuesta que permite a estos usuarios ahorrar, de media, 250 euros cada año.

 

 

Fuente de la noticia: https://www.elespanol.com/reportajes/20211104/desmontando-mito-gasolina-cost-coche-ahorrara-euros/624438392_0.html