Hoy en día, equivocarse de combustible es más difícil que hace unos años, pues para evitarlo se diferenció el grosor de la boca del depósito en el coche y el de la manguera dispensadora
Si nos equivocamos de combustible al repostar advertiremos el problema cuando el vehículo de síntomas de mal funcionamiento al poco de reanudar la marcha al salir de la gasolinera. En este caso, ya podemos ir haciéndonos la idea de reparaciones costosas, en función del combustible puesto equivocadamente y de la cantidad.
Aunque parezca ya algo extraño, según el RACE (Real Automóvil Club de España), cada año, más de 72.700 conductores se equivocan a la hora de echar combustible al coche. Un despiste que provoca importantes averías mecánicas, sobre todo en el sistema de alimentación, bombas y filtros.
Hoy en día, equivocarse de combustible es más difícil que hace unos años, pues para evitarlo se diferenció el grosor de la boca del depósito en el coche y el de la manguera dispensadora: el de la gasolina es menos grueso y para el gasóleo es mayor. Aún así, poner gasoil a un vehículo de gasolina sería casi imposible, pero repostar gasolina a un diésel sigue siendo una equivocación posible. Mención aparte merecen los vehículos más antiguos, donde la confusión es más fácil.
Si repostamos gasoil en un coche de gasolina el motor comienza a dar fallos hasta que se para. Normalmente con un vaciado y limpieza del depósito, una limpieza de los conductos y la sustitución del filtro de combustible es suficiente. Pero puede darse el caso de que el gasoil haya llegado al catalizador, habitual cuando insistimos una vez el coche falla. Entonces sería necesario cambiar también el catalizador, lo que incrementa notablemente el precio de la reparación.
Y si el coche es diésel y repostamos gasolina por error (siempre en grandes cantidades), el motor comenzará a fallar con tirones bruscos y podría llegar a pararse. Este descuido puede salir más caro porque es posible que no baste con cambiar el filtro de combustible, vaciar y limpiar el depósito y conductos: es normal que se estropee la bomba de inyección y hasta uno o varios inyectores, piezas de alto coste que, para colmo, incrementan la mano de obra.
Tanto si llamamos a la grúa en la gasolinera antes de arrancar el coche, como si lo hacemos después de que el vehículo se haya quedado parado después de recorrer unos metros dejando una nube de humo blanco, la mayoría de los seguros cubrirán el traslado. El servicio de asistencia será similar al que recibiremos si se nos agota el combustible en carretera.